Partimos de Oporto, una bellísima ciudad cuyo centro histórico es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Antes de partir, podemos pasear por la Ribeira, el paseo junto al río Duero, y disfrutar de las vistas desde el puente Don Luis I.

Salimos de Oporto partiendo desde la catedral y siguiendo las flechas amarillas. Como alternativa, si deseamos evitar las zonas urbanas, también podemos tomar el Metro hasta la estación de Maia, en las afueras de la ciudad, y comenzar desde ahí.

El Camino en esta etapa transcurre en su mayor parte junto a carreteras, así que conviene ser prudentes. Vilarinho, nuestro destino, es un pequeño pueblo con una gran pradera donde descansar. Tras ello, entraremos de lleno en el campo, cruzando pequeños pueblos y puentes medievales como el de San Miguel en Arcos, donde daremos término a esta etapa.

Poco después de salir de Arcos, nos encontraremos el famoso monasterio de San Pedro de Rates, que podemos visitar. Tras ello, el camino continúa por el campo hasta llegar a Barcelos, una de las ciudades históricas del norte de Portugal. Su símbolo es el gallo, debido a una leyenda medieval asociada con el Camino de Santiago, en la que un gallo ya cocinado cantó milagrosamente para salvar a un peregrino falsamente acusado (la leyenda es idéntica a la que existe también en Santo Domingo de la Calzada, en España).

Tras Barcelos, la etapa se encuentra con varias subidas y bajadas, atravesando regiones de paisajes verdes y pequeñas aldeas hasta llegar a Balugaes, una pequeña parroquia donde pasaremos la noche. No debemos olvidar tampoco degustar el "vinho verde", una de las especialidades de esta región.

Continuamos recorriendo esta región hasta llegar a Ponte de Lima, una pequeña ciudad medieval que merece la pena visitar. Tras ella, encontraremos el punto más alto del Camino Portugués, el alto da Portela Grande. Nuestro camino por esta zona transcurre siguiendo la antigua calzada romana, y a lo largo de él podremos ver iglesias y ermitas medievales. Hay que ir bien aprovisionados, ya que desde Codeçal a San Pedro de Rubiaes no encontraremos tiendas.

Tras Rubiaes, encontraremos una breve subida hasta el santuario de Sao Bento, tras la cual el camino baja hasta llegar a la frontera con España, situada en el rio Miño. El último pueblo que encontraremos en Portugal es Valença do Minho, ciudad amurallada de origen romano.

Una vez en Valença, cruzaremos el puente internacional de hierro y entraremos en Tui, un bello pueblo gallego en el que podremos visitar la catedral del siglo XII.

Salimos de Tui, un bello pueblo gallego que destaca por su catedral del siglo XII, y nos adentramos en Galicia. En esta etapa cruzaremos zonas urbanizadas siguiendo la carretera, hasta llegar a O Porriño, pueblo conocido por su industria del mármol. Tras él, nos adentramos en el valle del Louro; tras el pueblo de Mos, encontraremos una colina en cuya cima está la ermita de Santiaguiño de Antas. Después descenderemos hasta Redondela, pueblo conocido por sus dos grandes viaductos, construidos durante el siglo XIX.

Hoy podremos disfrutar de las vistas sobre la ría de Vigo a la salida de Redondela, pero deberemos tener cuidado, ya que en este primer tramo de la etapa el camino se cruza en un par de puntos con la carretera N-550. Una vez sorteados, llegaremos al pueblo de Arcade, conocido por sus ostras, y cruzaremos el Ponte Sampaio, lugar donde las tropas de Napoleón fueron derrotadas por el pueblo español en la Guerra de la Independencia y fueron forzadas a retirarse de Galicia.

Tras el puente, comenzaremos a encontrar ya carteles colocados por el Ayuntamiento de Pontevedra que nos guiarán hasta la Brea Vella da Caninouva, una calzada de origen romano, y de ahí a la ciudad de Pontevedra.

Tras Pontevedra, la etapa transcurre de lleno a traves del campo gallego: bosques de pino, pequeñas aldeas, ermitas... La mayor parte del camino transcurre por pistas rurales, no por carreteras. Esta zona es donde se produce el vino con denominación de origen Rías Baixas, en especial el albariño, que recomendamos probar.

La etapa termina en Caldas de Reis, población conocida por sus aguas termales.

Nos adentramos de nuevo en el campo gallego, en una de las etapas más bellas de este Camino. Nuestro destino es Padrón, conocida hoy en día por sus pimientos, y en la leyenda por ser el lugar donde los discípulos de Santiago desembarcaron su cuerpo cuando llegaron a Galicia.

Tras Padrón, nos encontraremos con la histórica localidad de Iria Flavia, de origen celta y luego romano. Fue el obispo de Iria Flavia quien, en el año 813, verificó la existencia de un sepulcro que parecía pertenecer al apóstol Santiago, dando origen al fenómeno jacobeo. Después, el camino asciende suavemente a partir del santuario barroco de A Esclavitude, hasta llegar al barrio de Milladoiro, en las afueras de Santiago. Es aquí donde llegaremos al Agro dos Monteiros, monte desde donde podremos contemplar una vista de toda la ciudad, incluyendo las torres de la catedral. Apenas unos kilómetros más y habremos llegado a Santiago y terminado la peregrinación a través de esta ruta.